viernes, 17 de abril de 2009

Yo fui testigo.




En vísperas del casoreo de Divo nos juntamos, una vez más, como cada miércoles, en El Band… en el indiscutido Varela Varelita,(que no es la orquesta). Yo llegué con el Intendente y en una mesa esquinada cercana a la puerta ya estaba sentado vistiendo un elegantísimo saco verde de corderoy, propio de músico abogado, un entrañable amigo de la MB: Matías Alvarez. Entre saludo va, saludo viene, el colegiado nos confidenció, todavía algo ofuscado, de un altercado vivido el pasado viernes en un conocido boliche de tango (no voy a nombrarlo para no hacer promoción) en el que lo trataron de muy mala manera y, como consecuencia, casi termina agarrándose con el propio dueño del lugar a torTASSO limpio.
Luego, con nuestros Ferneses de rigor servidos, se fue completando la mesa: cayeron La Reina Corte y Emilio Novio D y Juampi y Joaco que estaban en el envidiado derpa de a mitad de cuadra. Las máximas no se hicieron esperar: Emilio se disparó con que Borges,¡sí! Jorge Luis Borges, premio Cervantes, Honoris Causa en cien Universidades, traducido a más de veinte idiomas, era un envidioso de Gardel y que todo lo que escribió estando ciego, era producto de sus recuerdos detrás de una reja anhelando ser compadrito o qué se yo que… obviamente nadie lo entendió. Solamente yo atiné a decirle algo pero, como siempre, no me dejó hablar y me ofreció un abrazo. No se lo dí.
Mientras tanto, Javier nos llenó la mesa con queso roquefort, cebollines, jamón, queso sin pudrir y demás elementos picadísticos que nos mantuvieron callados escasos segundos porque como es sabido, si bien lo gastronómico es importante en la MB, lo imprescindible es el diálogo (entiéndase como diálogo a pronunciar palabras a los gritos con o sin la boca llena).
En esos momentos Divo planteó su mediana preocupación por el prónostico anunciado para el sábado del enlace matrimonial al aire libre, Matías convidó caramelos y tecitos de coca, la Reina se manyaba un super sándwich y sonreía con las ocurrencias de la mesa y de Emilio que batió que si Terminator es gobernador Batman puede ser presidente. En ese instante pensé en lo del abrazo pero no se lo dí. Se hizo presente Mariano , el periodista de la mesa, Joaco se fumó un negro en la vereda y no tiró la colilla al piso y la guardó ecologicamente, Juampi lo siguió pero con un rubio y el contaminador arrojó los restos a la calle y en eso escucho que Emilio dice: “… De Narvaez da más miedo que el exorcista.” Ahí si, no aguanté más, se lo consulté y la nobleza de pares nos obligó y nos fundimos en un cálido abrazo. Nos lo merecíamos.
Después de…¿Ya dije que había llegado Mariano? ¡Ah sí! Y con él arribaron algunas noticias, alguna bomba mediática de esas que le gustan a los amarillos y por supuesto el tema del fútbol. Alguien nombró a Riquelme y a la selección y por supuesto a Maradona y la renuncia del diez de Boca y a mí se me ocurrió decir que era soberbio, sin darme cuenta que estaba encendiendo la mecha de una de las discusiones más encarnizada, apasionante y larga que fuera testigo la MB. Los gritos no se hicieron esperar, traté de defender mi postura pero las palabras se superponían en mi cabeza, en mi boca y en la mesa. Matías, fana de Riquelme, hacía uso de sus conocimentos de derecho y lo defendía tratándolo como si fuera el Nobel de la humildad, postura a la que se adhirió Divo, con golpe en la mesa de por medio, vociferando que Riquelme es orgulloso no soberbio. Todo era un griterío impresionante, las personas de otras mesas nos miraban, algunos ponían caras de aturdidos, otros asentaban con la cabeza las palabras de turno dándole la razón al que estaba hablando, Juampi susurraba que a Riquelme no lo quiere en la selección. Por el mismo bullicio reinante no pude escuchar la opinión de Joaco que lo miraba y se le movía la boca pero no entendía lo que decía. El mozo en una de esas idas y venidas de Fernet se quedó y tiró su punto de vista y hasta un petiso llamado Ramón y con pinta de bostero se metió y defendió al pecho frío. Y entre tanta confusión y tanto grito Mariano que estaba de acuerdo conmigo en lo de la soberbia empezó a creerse, tal vez por el alcohol o el caos imperante o vaya a saber uno porque, que él, Mariano Girardi, era el mismísimo Luis Pedro Toni. La cosa no dio para más.
Algunos salieron a dar una vuelta, Emilio y la Reina ya no estaban, habían desaparecido antes o después de la hecatombe, no sé, se fueron disipando los calores de la discusión y cada uno se quedó con su pensamiento, ayuno de veredicto, porque las dos ideas eran correctas y válidas, pero bueno, cuando se mezclan algunos temas con alguno de los duendecitos de la pasión, las venas, como los huevos, suelen hincharse.
Yo por mi parte, me pedí otro Fernecito con Coca Light para diferenciarme y me quedé tranquilo, fumando un pucho en la ventana, observando a Daniel Alberto y pensando en lo maravilloso de esa noche, en las pasadas y en las que vendrán y sin querer lo miré a Divo, que estaba afuera en la esquina, charlando no sé con cual de los chicos y me alegré de estar ahí. Después de veintipico de años de amistad estar ahí, entre amigos y con “ese amigo”, el de mi primera piña y su primer rebeldía, el de la sillita y la pelota invisible, el gordo que se casorea este sábado y del que estoy plenamente seguro que podré decir, no solo en el civil sino hasta el día en que se muera, como dijo Oscar Otranto: YO FUI TESTIGO.

2 comentarios:

Divo dijo...

Puro agradecimiento y emoción al negro falótico!!!!

Y a la mesa Baffa decirles que los voy a extrañar mucho, intentaré escribirles alguna crónica de algún barzucho europeo que encuentre por allí.

Abrazo grande gente!!!

Joaco dijo...

Fantástica la crónica Negro!!!
En cualquier momento te nombramos cronista oficial!