Entusiasmado y agradecido porque la Mesa Baffa organizó mi despedida de soltero el sábado último con una suculenta picada regada de fernet Branca, un asado para chuparse los dedos regado con vinos de etiquetas valoradas y galardonas en gargantas del mundo, helado tricolor, brownies que se hallaban algunos centimetros por arriba del tupper, karaoke plagado de hit's, chocotorta en forma de D, alguna que otra sirena de patrullero, y un final de fiesta con queso y dulce incluído, me acerqué anoche en busca de revivir esa inolvidable velada e inaugurar una nueva ceremonia en el ya indiscutido Varela Varelita.
Cuando llegué, Joako ya tenía un fernet en su mesa junto a la ventana que da a Canning, por lo que había en el vaso largo y porque me lo dijo, sólo le había dado un par de sorbos. Al toque nomás, llegó Felicitas y su apuesta por una nueva política con políticos más transparente y con más proyectos progresistas que la mediocridad que se vive en el día a día. Por eso, sin que la Mesa Baffa tenga banderías políticas que la representen, tanto Juan como yo, prometimos afiliarnos al partido del querido Martín Sabatella (intendente del partido de Morón y candidato a diputado por la pcia de bs as). Con la llegada de Juan apareció una historia oscura que a pesar de los años que pasaron de la dictadura pareciera que sigue habiendo mucho más que resabios en la sociedad y para colmo de males en instituciones educativas. Estos hechos se tienen que erradicar con las mejores salidas posibles dentro de lo legal. Nunca llegando a la violencia ni con deseos de revanchismo que sería el "mejor juego" qué buscan, los que buscan poner el dedo en la llaga. Hechos como este deben ser totalmente repudiables.
Siguiendo con los visitantes de anoche apareció Guada, primero unos segundos para cerciorarse que estabamos allí, al comprobarlo, realizó unos mandados por la zona y luego sí, se sentó con nosotros se pidió un Gancia con Sprite y nos enteramos que el muchacho de la bicicleta que tan simpático nos caía, pedaleó la relación o se le salió la cadena, pero no sale más con Guada. Luego hablamos de la música que siempre me viene cada vez que camino hacia el Varela-Varelita, del fundamentalismo de Silvio Rodriguez, del tangazo Quedemonos aquí que compuso Homero Expósito con Chupita Stamponi comiendo salame, de los cuentos de Saccheri, de Marianito Girardi y sus bombas mediáticas, de Jero que venía de Austria y de las salchichas blancas, de los culos caídos o berretas de las minas austríacas, de otra vuelta más de Fernet, de mis invitaciones al casorio, del DNI del Negro Falótico que se podía perder o manchar, me conté como siempre un cuentito cordobés nuevo pero podía incluirse en la saga de los... "Gran Campeonato de cabeza duras/ Gran convención feminista". Tarareamos series de televisión, de dibujitos animados, de lo divertido que es Benny Hill cuando te rodeas con amigos que no sólo toman fernet, hablamos de los locutores y las voces, los doblajes y el cariño que a uno le representa la voz doblada por encima del actor principal, la canción de Nino Rota que pasaban en Función Privada (con Romulo Berrutti y Carlitos Morelli) de Chesterfield, de Domingo Di Núbila, del disco de los Illya Kuryaki, de Jack Palace, Historias de la Argentina Secreta, de lo lindo que se vienen los días para el guiso de lentejas especial que cocina Juan, hubo ronda de café y así, creo que se fue una noche más en el Varela.
Gracias a todos los que me organizaron la despedida, estoy más que feliz por la buena amistad de todos Uds.
Por favor, como siempre; corrijan, agreguen, saquen, modifiquen, porque nadie anotó nada y se que hay algunas frases que estaban buenas!!!
palabras se superponían en mi cabeza, en mi boca y en la mesa. Matías, fana de Riquelme, hacía uso de sus conocimentos de derecho y lo defendía tratándolo como si fuera el Nobel de la humildad, postura a la que se adhirió Divo, con golpe en la mesa de por medio, vociferando que Riquelme es orgulloso no soberbio. Todo era un griterío impresionante, las personas de otras mesas nos miraban, algunos ponían caras de aturdidos, otros asentaban con la cabeza las palabras de turno dándole la razón al que estaba hablando, Juampi susurraba que a Riquelme no lo quiere en la selección. Por el mismo bullicio reinante no pude escuchar la opinión de Joaco que lo miraba y se le movía la boca pero no entendía lo que decía. El mozo en una de esas idas y venidas de Fernet se quedó y tiró su punto de vista y hasta un petiso llamado Ramón y con pinta de bostero se metió y defendió al pecho frío. Y entre tanta confusión y tanto grito Mariano que estaba de acuerdo conmigo en lo de la soberbia empezó a creerse, tal vez por el alcohol o el caos imperante o vaya a saber uno porque, que él, Mariano Girardi, era el mismísimo Luis Pedro Toni. La cosa no dio para más.
