Ya sabemos que el sueño de Mario es conocer a Daniel Alberto Pasarella, pero anoche Mario nos deleitó con un relato onírico que como siempre, acaparó nuestra etílica atención. Parece que el lunes a la noche Don Riesco se despertó abruptamente y soprendido rièndose de lo que acababa de soñar. Según parece, Mario estaba en un cine "de los de antes, 30 años atràs", con la pantalla cuadrada y en blanco y negro. Mientras proyectaban la película un desfile de vendedores ambulantes provocaron las carcajadas de nuestro amigo. Primero un señor que vendía cuchillos. Una pareja los estaba mirando con la intención de comprarlos. Despuès otro que vendía yerba mate (en paquetes de medio kilo), que tenía muchas marcas pero no Cruz de Malta. Mario se seguía riendo y apareció el vendedor de medias (personaje inspirado en el sudoroso y empedernido vendedor de medias que visita el banderín de vez en cuando). Mario, con su humor de siempre, le preguntó si las vendía por docena o por unidad, ya que en "la pensión" le habían robado el calcetín derecho y lo quería reemplazar. Mientras seguía el desfile de vendedores se le acercó a nuestro amigo el vidriero que pasaba por enfrente y quería sumarse a las risas...
Los sueños y el cine son íntimos amigos. Recuerdo un sueño mío que transcurría en una pileta dentro de un cine, donde estaban todos mis primos, todas mis relaciones amorosas y Bill Clinton. Aquel sueño terminaba con la irrupción de Hillary con un naipe (el 4 de espadas) pegado en la frente.
A su vez el cine siempre remite a los sueños. David Lynch juega mucho con eso cuando cambia el actor para el mismo personaje en mitad de una película o nos confunde con actrices muy parecidas que nos hacen dudar sobre quien es quien y donde estamos parados.
Acaso los sueños no son pequeñas películas dirigidas por nuesto inconsciente? Acaso las películas no son pequeños sueños hechos celuloide?
No lo se. Pero espero que Mario nos siga contando sus sueños.
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